Justin Petrone, un periodista italo-americano inmigrado a Estonia de la mano de su esposa Epp, tiene parte de la culpa de mi situación. Con su descripción viva y desenfadada, muy amena, de la vida bucólica en parte del país, costumbres (y algunos vicios) en su primer libro My Estonia, me hizo más proclive a la idea de establecerme en el Báltico. Y claro, luego mi propia Epp se quedó embarazada, y seguí la senda de Mr Petrone.
Mi querida gordita me regaló ayer el segundo volumen de este best-seller, My Estonia 2: berry junkies, nordic elves and real estate fever (Mi Estonia 2: yonkis de las bayas del bosque, elfos nórdicos y fiebre inmobiliaria) y he empezado a leerlo con fruición. Para mí, casi se ha convertido en un libro de autoayuda.
Mi querida gordita me regaló ayer el segundo volumen de este best-seller, My Estonia 2: berry junkies, nordic elves and real estate fever (Mi Estonia 2: yonkis de las bayas del bosque, elfos nórdicos y fiebre inmobiliaria) y he empezado a leerlo con fruición. Para mí, casi se ha convertido en un libro de autoayuda.
No dejes de comer las bayas del bosque. Si alivian los disgustos interiores mándame el bosque entero. Málaga quedó llorando y las nubes aún no se han ido.
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